PORRA SEPTIEMBRE – 2005
TEMA: LUNARES Y VERRUGAS
Minificciones que obtuvieron la mayor cantidad de apuestas de los porristas
Primer puesto:
“Divina”
de Ignatius
Sacó un lunarcito de la bolsa de los lunares, lo introdujo en el tambor de la pistola, cerró el arma y disparó. Aquel lunar quedó incrustado, quieto como un trocito de beso oscuro, en mitad de la sien. Divinamente muerta, se dirigió a la fiesta. Aquella noche olía a luna negra y la orquesta interpretaba, con cierta desgana, el “Just a gigoló”. Dicen que fue la reina de la noche. Al día siguiente, en el camposanto se mezclaban el jazmín, la jara, ese aroma húmedo y cerrado de cementerio y Chanel. También es posible, dicen, morir de glamour.
Segundo puesto:
“Suyo es el reino”
de Tomy Lee
Regresa a casa tras un día de esquinas y adoquines, recuenta billetes y lágrimas. Aligera su cuerpo de polvos de neón, tacones, caretas, adornos, posturas, risas, pelucas… Se quita, por fin, el último aderezo, ese lunar oscuro, negrísimo; estratégicamente colocado, columpiándose en el escote como la puesta de un sol azabache entre dos montañas.
Y ahora sí, finalmente, sola con sola. Ahora, sin más peso, sin más equipaje, se tumba sobre la cama y levita. Vuela como una nube, como un suspiro, como una pluma. Se eleva como un sueño, como una puta: como toda una princesa.
Tercer puesto:
“Paisaje con mujer al fondo”
de Chester Truman
Primero, en un gesto de coquetería, comencé con los lunares. Dibujé cientos sobre mi cuerpo, a los que fui añadiendo montañas y ciudades; cielos azules y estrellados; mares calmados y embravecidos; desiertos y oasis. Luego, les introduje personajes. Ciervos para las montañas; para las ciudades, automóviles y edificios; pájaros para los cielos azules y para los estrellados, planetas y lunas llenas; barquitos de vela para los mares calmados y para los embravecidos, una isla desierta con su naufraguito, así como dunas y camellos para los desiertos, y una fabulosa odalisca para el oasis. Finalmente, con la firma rubriqué mi obra.
Y ahora estoy aquí, bajo el lienzo de mi piel, dispuesta a venderme al mejor postor.
“Firmamentos”
de Willi
Los primeros rayos de la mañana se cuelan por la ventanilla del bote. Caen como delicados alfileres sobre la piel desnuda, dormida. La recorren con lentitud, con el compás de las horas como sextante de viaje hacia la llana isla oscura.
Llegan a ella cruzando aun la bruma. Les responde con brillos nacarados entre marrones profundos, la intensidad crece buscando alcanzarlos, se levanta cual verruga erecta para ser acogida en el baño de luz, entre oleadas de humedad que van y vienen en el nuevo día, oleadas de calor que la agitan una y otra vez hasta que una gota aperlada, salada acaso, surge con violencia en la cúspide, cual erupción que cimbra a su entorno y lo eriza en un placer de vida, en un movimiento de manos que abriga los brazos, piernas que se recogen al vientre, en un gemido entreabierto, ojos que buscan la respuesta en la luz, en un sueño que no abandona al oscilar de la embarcación, olas que sacuden las maderas y en un azul profundo que todo lo llena ya en los claroscuros del naufragio.
“La fuga”
de Eco
Lo único que podía observar a través de la capucha raída, era un pie femenino con sandalias blancas. Tan sólo con mirarlo, el dolor disminuía y apaciguaba el pánico. Fue aún mejor cuando descubrió el lunar que moraba en el empeine. Confiado se dejó llevar y su conciencia se introdujo en él, en ese agujero negro, en el espacio de un universo sublime que lo iba cautivando… Así pudo evadirse de sus torturadores.
“Eyaculación precoz”
de Homless
Regresa a casa tras un día de esquinas y adoquines, recuenta billetes y lágrimas. Aligera su cuerpo de polvos de neón, tacones, caretas, adornos, posturas, risas, pelucas… Se quita, por fin, el último aderezo, ese lunar oscuro, negrísimo; estratégicamente colocado, columpiándose en el escote como la puesta de un sol azabache entre dos montañas.
Y ahora sí, finalmente, sola con sola. Ahora, sin más peso, sin más equipaje, se tumba sobre la cama y levita. Vuela como una nube, como un suspiro, como una pluma. Se eleva como un sueño, como una puta: como toda una princesa.
Ganador de la porra: DAN
Concurso 72. Septiembre - 2005
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