PORRA DE MARZO 2004
TEMA: LA CASA POR EL TEJADO
TEMA: LA CASA POR EL TEJADO
1° puesto
“Detalles”
de JM Dorrego
de JM Dorrego
—¿Y eso es todo?
—Eso es todo, —respondí mirando con desgana al comisario que me tomaba declaración. A juzgar por su gesto, parecía sorprendido por mi parsimonia a la hora de contar los hechos.
Por lo visto, a pesar de sus muchos años de experiencia, aquel tipo era incapaz de asimilar que cuando los tacones de tu chica bajan un tono al golpear contra el suelo del pasillo, está más que justificado que le adornes con plomo el gaznate.
Con los años he aprendido que el sentimiento de culpa, si te fijas, se delata por lo pies.
—Eso es todo, —respondí mirando con desgana al comisario que me tomaba declaración. A juzgar por su gesto, parecía sorprendido por mi parsimonia a la hora de contar los hechos.
Por lo visto, a pesar de sus muchos años de experiencia, aquel tipo era incapaz de asimilar que cuando los tacones de tu chica bajan un tono al golpear contra el suelo del pasillo, está más que justificado que le adornes con plomo el gaznate.
Con los años he aprendido que el sentimiento de culpa, si te fijas, se delata por lo pies.
2º puesto
"Acertijos de infancia"
de Rosa Delia
de Rosa Delia
Descuarticé a mis víctimas y cometí antropofagia en todos los casos. El juez estaba horrorizado por la serie de crímenes y el sadismo perverso que mostré para realizarlos. Lo percibí en su mirada. Jamás había visto nada igual.
A punto de recibir la inyección letal recordé mi niñez.
—Si no comes se te va a aparecer el diablo.
—Ya no puedo.
—No contradigas.
—¿Me puedo ir a jugar?
—A donde te voy a llevar va a ser a la covacha. Ahí te vas a quedar encerrado.
Los diálogos con mi mamá eran acertijos, un vaivén de comienzos de cuento con aspecto de nunca visto. Cada uno me producía terror e incertidumbre con velocidad indescriptible.
Luego me fui acostumbrando al juego donde el elemento principal siempre fue oscuridad.
A punto de recibir la inyección letal recordé mi niñez.
—Si no comes se te va a aparecer el diablo.
—Ya no puedo.
—No contradigas.
—¿Me puedo ir a jugar?
—A donde te voy a llevar va a ser a la covacha. Ahí te vas a quedar encerrado.
Los diálogos con mi mamá eran acertijos, un vaivén de comienzos de cuento con aspecto de nunca visto. Cada uno me producía terror e incertidumbre con velocidad indescriptible.
Luego me fui acostumbrando al juego donde el elemento principal siempre fue oscuridad.
“El hubiera sí existe”
de Julianchis
de Julianchis
Su cuerpo, hecho un caos, volaba a un metro de altura sobre el asfalto. Lo acompañaba un enjambre de vidrios rotos. El dolor en la frente fue disminuyendo a medida que su cuerpo entraba de nuevo al auto. Escuchó el grito de su acompañante y su cráneo dejó de golpear el parabrisas. El enjambre de vidrio se convirtió en una sola pieza. Sus manos dejaron de apretar el volante y su pie se apartó del freno. Volvió a escuchar la pregunta que lo distrajo:
—¿Con quién me engañas? —preguntó ella, desencajada y con lágrimas en la punta de los ojos.
Pero esta vez no volteó a ver a su mujer para responderle:
—No sé de qué me hablas.
"El hubiera no existe”, recordó; como si su abuela lo estuviese pronunciando ahí mismo, en su oreja.
—¿Con quién me engañas? —preguntó ella, desencajada y con lágrimas en la punta de los ojos.
Pero esta vez no volteó a ver a su mujer para responderle:
—No sé de qué me hablas.
"El hubiera no existe”, recordó; como si su abuela lo estuviese pronunciando ahí mismo, en su oreja.
“Método”
de Nicolás de Omazur
de Nicolás de Omazur
—Bueno —le contestó Alonso, sonriéndole—, es un comienzo.
—Curiosa forma de escribir un relato —comentó, siempre sarcástica, Elena.
Él tiró de la cuartilla en la que había tecleado “FIN” y la depositó sobre un montón de hojas en blanco.
—Curiosa forma de escribir un relato —comentó, siempre sarcástica, Elena.
Él tiró de la cuartilla en la que había tecleado “FIN” y la depositó sobre un montón de hojas en blanco.
3er puesto
“Génesis”
de Cuatro coroneles
de Cuatro coroneles
Primer día
—¡¡Hágase la luz!!
Luzbel, a su lado, preguntó —¿estás seguro de que quieres oírlo?
—Sí...
—Hubo dos atentados muy célebres, el de Madrid, precedido del de las Torres Gemelas. Al mismo tiempo, millones seguían muriendo por todos lados, se secuestraban niños en el Congo para guerrear y para el placer... Mujeres asesinadas para que gobiernos corruptos distrajeran a la opinión pública...
Segundo día
—Haya estrellas en el Firmamento y presidan las dos grandes luminarias.
—Hoy estuve en Bosnia, Chechenia, Irak, Afganistán, Vietnam...
Tercer día
—Sepárense las tierras de las aguas y que se propaguen las plantas.
—Hoy supe, Yahvé, del apartheid, los campos de concentración, la esclavitud, la Revolución Francesa, la Inquisición y el derecho de pernada.
Cuarto día
—Reboce el mar de peces y vuelen las aves en el cielo.
—He sido testigo, mi señor, de la Noche de San Bartolomé, de la Conquista de América, de las Cruzadas, del Circo Romano y de la rebelión de Espartaco.
Quinto día
—Haya animales domésticos y salvajes.
—¡Dios mío!, hoy estuve en Babilonia, y te vi ordenar a Saúl el anatema contra los amalecitas, luego vi la muerte del último de los neanderthales...
Sexto día
En el momento que Lucifer iba a hablar, el Creador le puso el dedo en la boca: —Hoy... descanso. ¡Mi obra es buena!
—¡¡Hágase la luz!!
Luzbel, a su lado, preguntó —¿estás seguro de que quieres oírlo?
—Sí...
—Hubo dos atentados muy célebres, el de Madrid, precedido del de las Torres Gemelas. Al mismo tiempo, millones seguían muriendo por todos lados, se secuestraban niños en el Congo para guerrear y para el placer... Mujeres asesinadas para que gobiernos corruptos distrajeran a la opinión pública...
Segundo día
—Haya estrellas en el Firmamento y presidan las dos grandes luminarias.
—Hoy estuve en Bosnia, Chechenia, Irak, Afganistán, Vietnam...
Tercer día
—Sepárense las tierras de las aguas y que se propaguen las plantas.
—Hoy supe, Yahvé, del apartheid, los campos de concentración, la esclavitud, la Revolución Francesa, la Inquisición y el derecho de pernada.
Cuarto día
—Reboce el mar de peces y vuelen las aves en el cielo.
—He sido testigo, mi señor, de la Noche de San Bartolomé, de la Conquista de América, de las Cruzadas, del Circo Romano y de la rebelión de Espartaco.
Quinto día
—Haya animales domésticos y salvajes.
—¡Dios mío!, hoy estuve en Babilonia, y te vi ordenar a Saúl el anatema contra los amalecitas, luego vi la muerte del último de los neanderthales...
Sexto día
En el momento que Lucifer iba a hablar, el Creador le puso el dedo en la boca: —Hoy... descanso. ¡Mi obra es buena!
“Primera vez”
de Ojos infidentes
de Ojos infidentes
Ella guiaba sus dedos; con ternura le explicaba como hacerlo. Él disfrutaba cada movimiento y el ritual se repetiría todas las siestas.
—¿Porque no me lo pediste antes?
—La verdad, es que sentía vergüenza; mi edad..., la suya.
—Ya sabés ahora, que no importa cuantos años tengas, y además, a mí me gusta mucho hacerlo.
Pedro todavía recuerda ese momento y aún se le suben a la cara los colores, como aquel día que le dijo..., ¿me enseña a escribir?
—¿Porque no me lo pediste antes?
—La verdad, es que sentía vergüenza; mi edad..., la suya.
—Ya sabés ahora, que no importa cuantos años tengas, y además, a mí me gusta mucho hacerlo.
Pedro todavía recuerda ese momento y aún se le suben a la cara los colores, como aquel día que le dijo..., ¿me enseña a escribir?
Ganador de la porra: Bimbo
Concurso 54. Marzo - 2004
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