PORRA DE JULIO 2004 (3ER. ANIVERSARIO)
PRIMER TEMA
MINIFICCIÓN DONDE SE ROMPAN LOS HÁBITOS DE LA PRODUCCIÓN DEL SENTIDO
Primer puesto
"Otredad”
de IMPAL
Salgo a la calle y me doy cuenta de que me he quedado en casa. Por lo cual, regreso a por mí mismo. Al cruzar la calle, por poco y me arrolla un auto. Caray, qué hubiera pasado si me alcanza a pegar, seguramente no hubiera podido regresar a por mí mismo y estaría muerto. Cuando me veo llegar, respiro aliviado.
Segundo puesto
“Toc-toc”
de Secreto
Eleonora abrió la puerta al hombre de sus sueños, que traía entre sus manos un ramo de margaritas. Presurosa, deshojó una a una cada flor.
—… me quiere, no me quiere, me quiere… ¡No me quiere! —y el definitivo pétalo se escurrió sin esperanza entre sus dedos.
Él se fue muy triste, estaba ilusionado con amarla. Ella se durmió de nuevo, quería volver a soñar.
"Impotencia”
de Arconte
Tanto madrugaba que nunca consiguió pasar de ayer.
“Laberinto”
de Franz
Sin salida, el agua cae gota a gota hasta formar un río que parte del centro de la desesperación de su frente.
SEGUNDO TEMA
AUTOBIOGRAFÍA FICTICIA
Primer puesto
“El discípulo”
de Actor
Nací en la Grecia de Esquilo y fui actor modesto mas no por ello de los peores. Imbuido desde muy joven en las artes, transité por la representación certera de sus más perfectas trilogías.
El mismo Esquilo me llamó una vez a interpretar al segundo actor en una de sus obras, donde él era el centro de la escena.
En una ocasión en que se encontraba hinchado del vientre y con la voz apagada por exceso de libaciones, yo tenía tan bien grabados en la memoria los parlamentos de su personaje, después de casi cien representaciones, que no me costó trabajo sustituirlo . Concluida la tragedia el público me ovacionó estruendosamente. Al tercer día regresó Esquilo por lo suyo, lo abuchearon primero, y después comenzaron a corear mi nombre; pedían que yo interpretara el papel principal. Esquilo me despidió sin miramientos.
Desde aquel día, invocando a Lampros, mi maestro, e inspirado por la conmemoración de la victoria de Salamina donde fui encargado de los coros, comencé a crear mis propias Obras, y agregué un actor más para darle oportunidad a los jóvenes que ansiaban actuar.
Han pasado más de setenta años y, mientras escribo sobre la llegada de un anciano a Colono, recuerdo el grito unánime del auditorio en aquella tarde nublada que marcó el fin de las trilogías: ¡Sófocles! ¡Sófocles! ¡Sófocles!
El mismo Esquilo me llamó una vez a interpretar al segundo actor en una de sus obras, donde él era el centro de la escena.
En una ocasión en que se encontraba hinchado del vientre y con la voz apagada por exceso de libaciones, yo tenía tan bien grabados en la memoria los parlamentos de su personaje, después de casi cien representaciones, que no me costó trabajo sustituirlo . Concluida la tragedia el público me ovacionó estruendosamente. Al tercer día regresó Esquilo por lo suyo, lo abuchearon primero, y después comenzaron a corear mi nombre; pedían que yo interpretara el papel principal. Esquilo me despidió sin miramientos.
Desde aquel día, invocando a Lampros, mi maestro, e inspirado por la conmemoración de la victoria de Salamina donde fui encargado de los coros, comencé a crear mis propias Obras, y agregué un actor más para darle oportunidad a los jóvenes que ansiaban actuar.
Han pasado más de setenta años y, mientras escribo sobre la llegada de un anciano a Colono, recuerdo el grito unánime del auditorio en aquella tarde nublada que marcó el fin de las trilogías: ¡Sófocles! ¡Sófocles! ¡Sófocles!
Segundo puesto
“Tildólogo compulsivo”
de Ignacia Parada (Amélie Olaiz, Dakiny)
de Ignacia Parada (Amélie Olaiz, Dakiny)
Nació sobre un pupitre de la Real Academia Española. Hijo de la famosa filóloga Sílaba Tercera, estudió la educación básica bajo la supervisión de su abuela Esdrújula.
A principios del siglo XXI fundó, en Grave, Itálica, el Instituto de estudios superiores de la tilde. Actualmente funge como único miembro autorizado para quitar y poner acentos a discreción. Sus experimentos lo han hecho merecedor del Premio Nóbel de gramática, y le han ganado un lugar en la rotonda de los hombres agudos.
TERCER TEMA
LA LLUVIA
Primer puesto
“Monstruos húmedos”
de Sor Juana
Esta maldita nada. Sospecho una confabulación meteorológica. Mi sábado amanece gris, después del mediodía, con la cabeza girando en resaca nocturna. Y ese asco de haber estado acompañada pero sola. Sin vestirme, agarro la frazada más suave y me acurruco en un sillón. Con los ojos cansados miro cómo golpea la ventana una irónica llovizna infinita, mientras mi cuerpo diluvia, se inunda, de chimeneas y blues. Suena Sting con su sueño de tortugas azules.
Esa tarde oscura, me fumé mi vida de mierda, me tomé el veneno del aire que había contaminado con fantasías ardientes de quebracho, salí desnuda al jardín y dejé que la lluvia acariciara mi tristeza. Brindé, por todo, por nada, estrellando las botellas que había vaciado, contra la pared.
Me envolvió la noche y desplegué nuevamente mis alas.
El final, es el de siempre. Llueve. Hace días, meses, años.
“Sueños húmedos”
de IMPAL
Soñó que corría entre la lluvia. Despertó empapado, se quitó la pijama mojada y poniéndose su impermeable, acercó el paraguas a la cama. Volvió a dormir. Se vio paseando en un día soleado.
Segundo puesto
“Empapados”
de Cantares
La mañana es húmeda y fría. Hace quince noches que la lluvia pertinaz se escurre por las callejuelas del pueblo ahogando los campos sembrados de papa. En la aridez, los viejos soplan sus manos para calentar el pulpejo de los dedos. Las nubes, percudidas de sombra presagian que el mal tiempo seguirá.
Los pobladores oran, y el murmullo busca un trozo de cielo donde asirse; mas las gotas lo devuelven a la tierra.
Cuatro espectros montados en escuálidos caballos bajan de la serranía y las madres, desesperadas, abrazan el cuerpo de los niños. ¡Lloran sin lágrimas para no mojar más la tierra!
TERCER TEMA:
MINICUENTO PARA NIÑOS
“Toma falsa”
de Dorrego
El lobo se quedó perplejo cuando vio aparecer a Caperucita por el bosque con un vestido tan amarillo, tan poco rojo, tan distinto al que acostumbraba. Trató en vano de esforzarse para que no se notase su sorpresa, pero cuando la niña llegó a su altura fue incapaz de articular una sola palabra, así que Caperucita pasó de largo con su cestito, su despiste y su ingenuidad habituales, y la abuelita pudo, al fin, respirar tranquila...
Segundo puesto
“Caracol que mira estrellas”
de Ferjaad
Una tarde, trepado Caracol en la pelota desinflada donde vivía, miraba brillar las primeras estrellas.
—¿Por qué no vas a comer plantitas? —preguntó Pelota al ver que Caracol no salía a buscar comida.
—Porque jamás podré acercarme un poco más a las estrellas, Pelota. Tú por lo menos las llevas pintadas —respondió Caracol moviendo despacio las antenas, bamboleando el carapacho.
—Pero sí puedes, Caracol —dijo Pelota—. Puedes acercarte si subes al edificio que está enfrente ¿Lo ves?
El Caracol miró el edificio. Sintió miedo y soltó, sin querer, una burbuja de baba. Como no quería que la pelota lo tomara por un miedoso, se llenó de valor y, frotando sus antenas arriba y abajo, enderezando el carapacho, contestó:
—Subiré, Pelota. Ya verás. Subiré a mirar de cerca las estrellas.
Tomó Caracol un trozo de lechuga y dos pétalos de margarita para comer en el camino. Comenzó a trepar el edificio. Pelota estaba preocupada por su amigo Caracol. La noche era muy oscura y no podía verlo subir.
Tardó mucho pero al fin Caracol había llegado a la cima del edificio. Un viento helado arrastraba las nubes. Ahora las estrellas brillaban igual que antes; seguían lejanas, solitarias en el cielo. Pensativo, Caracol mordió su lechuga y disfrutó las margaritas sin dejar de contemplar los luceros.
Quizás las estrellas jamás podrían hacer cronch-cronch con la lechuga, oler la tierra mojada, comer margaritas. "Quizás tienen frío, allá arriba", pensó Caracol. "Pobrecitas, son tan bellas". Y comenzó a bajar del edificio con muchas ganas de regresar al jardín.
“El sol y la luna”
de Demi tasse
La luna le pidió al sol un poquito de su luz porque se estaba apagando; pero el sol, envidioso, se la negó. La luna se hizo entonces chiquitita hasta que desapareció.
El sol, al no verla, se sintió triste y comenzó a llamarla:
—Luna, lunita, ¿dónde estás?
—¡Aquí! —respondió la luna, pero no pudo verla.
—¿Dónde lunita?
—¡Aquí!, pero no tengo luminosidad.
El sol la iluminó y la luna volvió a aparecer, redondota, como una gran naranja. Pero la luz fue muy poquita y otra vez se fue apagando.
—Si no me das más luz no brillaré, le dijo la luna al sol.
El sol ocupado no la escuchó. Y la luna volvió a esfumarse.
—Luna, lunita, no te escondas. ¿Dónde estás?, luna, lunitaaa...
—¡Aquí! pero me quedé sin luz.
—Yo te daré —dijo el sol y volvió a iluminarla.
Pero como el sol le presta muy poquita luz, la luna empieza a desaparecer y cuando más lo necesita, el sol se encuentra ocupado y por ello no oye a la luna sino hasta que es demasiado tarde; entonces, él vuelve a prestarle un poco de su luz.
Curiosamente esto sucede cada veintiocho días.
TERCER TEMA
UN LIPOTEXTO
Primer puesto
“Varhadas”
de Barbacana
—Las hadas, mamá, andan raras. Cada mañana trabajan. Arjana, asa calabazas. Abatwa, maja la albahaca para la salsa. Mab, tras sacar las manchas, plancha las alas. ¡Jamás andan vagas! Hartas, braman abracadabras, ¡vanas palabras! Más allá, danzan a gatas, dan palmas, trazan cábalas. ¡Hasta traman cabalgar salamandras!
—¡Mamarrachadas, Xana! Nada pasa a las aladas damas. Mañana, mamá hallará las varas.
Segundo puesto
“Breve entremés del bereber”
de Corolario
En verde vergel, tres bereberes beben té. De repente, el jefe ve descender del éter peces.
BEREBER JEFE: ¡Peste me lleve! ¿Qué eché en el té? ¿Heces de res?
BEREBER REPELENTE: ¿Eh?
BEREBER JEFE: Seré demente… ¡Ved en el Este! ¡Peces!
BEREBER VEJETE: ¡Leche! ¡Extended redes!
BEREBER REPELENTE: ¿Redes entre enseres de bereber? ¡Qué memez!
BEREBER JEFE: Ten fe. Prended veletes, entremeted esquejes, ferretes.
(En breve)
BEREBER REPELENTE: ¡Presente el tenderete!
BEREBER JEFE: ¡Excelente!
(Céleres, trece peces celestes fenecen rehenes)
BEREBER VEJETE: Este vergel debe de ser el Edén.
BEREBER REPELENTE: ¡Es! ¡Reyes del Edén!
BEREBER JEFE: Te encegueces. ¿Qué pretendes?
BEREBER REPELENTE (se crece): ¡Ser jeque!
BEREBER JEFE: ¡Te excedes, verme! ¿He de ejercer de jefe?
BEREBER VEJETE: Métele, métele de revés.
BEREBER REPELENTE (se empequeñece): Pensé que…
(De repente, ceden flejes, se vence el eje, el tenderete se estremece)
BEREBER JEFE: ¿Qué es ese belén?
BEREBER VEJETE: ¡Jefe! ¡Peces pedestres!
(Emergen, se desprenden del tenderete; en el cesped, que reverdece, se yerguen)
BEREBER JEFE: Precelentes peces: en vez de perecer, ¡esplenden terrestres!
BEREBER REPELENTE: ¡Qué rebeldes! ¡Eh, pez, detente!
BEREBER JEFE: Feble es el jeque de plebe entre bretes.
BEREBER VEJETE: Jeque de peces, ¡je, je!.
BEREBER JEFE: ¡Je, je, je!
BEREBER REPELENTE: Que te den, senescente.
BEREBER VEJETE: De vez en vez. Jefe, ¿té?
BEREBER JEFE: ¡Peste me lleve! ¿Qué eché en el té? ¿Heces de res?
BEREBER REPELENTE: ¿Eh?
BEREBER JEFE: Seré demente… ¡Ved en el Este! ¡Peces!
BEREBER VEJETE: ¡Leche! ¡Extended redes!
BEREBER REPELENTE: ¿Redes entre enseres de bereber? ¡Qué memez!
BEREBER JEFE: Ten fe. Prended veletes, entremeted esquejes, ferretes.
(En breve)
BEREBER REPELENTE: ¡Presente el tenderete!
BEREBER JEFE: ¡Excelente!
(Céleres, trece peces celestes fenecen rehenes)
BEREBER VEJETE: Este vergel debe de ser el Edén.
BEREBER REPELENTE: ¡Es! ¡Reyes del Edén!
BEREBER JEFE: Te encegueces. ¿Qué pretendes?
BEREBER REPELENTE (se crece): ¡Ser jeque!
BEREBER JEFE: ¡Te excedes, verme! ¿He de ejercer de jefe?
BEREBER VEJETE: Métele, métele de revés.
BEREBER REPELENTE (se empequeñece): Pensé que…
(De repente, ceden flejes, se vence el eje, el tenderete se estremece)
BEREBER JEFE: ¿Qué es ese belén?
BEREBER VEJETE: ¡Jefe! ¡Peces pedestres!
(Emergen, se desprenden del tenderete; en el cesped, que reverdece, se yerguen)
BEREBER JEFE: Precelentes peces: en vez de perecer, ¡esplenden terrestres!
BEREBER REPELENTE: ¡Qué rebeldes! ¡Eh, pez, detente!
BEREBER JEFE: Feble es el jeque de plebe entre bretes.
BEREBER VEJETE: Jeque de peces, ¡je, je!.
BEREBER JEFE: ¡Je, je, je!
BEREBER REPELENTE: Que te den, senescente.
BEREBER VEJETE: De vez en vez. Jefe, ¿té?
Ganadores de la Porra: Rachel, el aguila descalza, Llandera
Concurso 58. Julio - 2004 (3er. Aniversario)
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