jueves, 7 de septiembre de 2023

262. Septiembre 2021

CONCURSO CCLXII
JURADO: PAOLA TENA
TEMA: Remedios caseros


PRIMER LUGAR
CHESTER TRUMAN

Riesgos laborales


El funambulista de nuestro circo anda últimamente tan distraído que terminará perdiendo el equilibrio. Para que se centre, le hemos colocado una red. Y ya sabe que es eléctrica.

SEGUNDO LUGAR
BLACK DOT

Casero

Está sentada en su viejo sillón. En su regazo el gato negro que solía hacer mi vida miserable y en sus manos el libro de Rosario Castellanos que sigue leyendo, a pesar de que lo empezó hace años. Le he pedido a mamá que haga algo; que le llame al señor cura para que la convenza. Nada hay, dicen, como el agua bendita para ahuyentar a los espíritus en pena.

TERCER LUGAR
RUDOLF

En la salud y en la enfermedad

Agotados los recursos de la medicina, la mujer acudió a la curandera sin decirle nada al marido. «Úntale a diario esta poción antes de acostarlo», le dijo la vieja, guiñando un ojo cómplice. Fue mano de santo. Al extender el ungüento en la úlcera, él respondió con una sonrisa y, aunque entre dientes, le dio las gracias. Ya hace más de un mes de aquella primera cura, la pierna presenta un aspecto
repulsivo y la gangrena comienza a extenderse por el vientre, pero el carácter del marido se dulcifica día a día. Ayer, azorado como un adolescente, murmuró un «te quiero» involuntario. Ella no olvida las instrucciones de la curandera y aplica el remedio con tesón sobre una superficie cada vez más amplia. Para su sorpresa, empieza a lamentar el próximo fin del marido, condenado a muerte por la peligrosa extensión de sus llagas.

MENCIONES

BEBÉ

Remedios para el adiós

Desde que a la bisabuela se le ocurrió aquella solución doméstica se ha vuelto una tradición familiar. Creen que enterrar a sus muertos los priva de quedarse con lo mejor de ellos. En un acto íntimo llevan a cabo las exequias mientras, en la trastienda, se cocinan los guisos con esas hierbas aromáticas que, a decir de muchos, son como devolverle la vida a los restos del difunto: ni los huesos quedan para desilusión de esa delicada gourmet que es la muerte.

CELECANTO

La costurera valiente

“Maté a siete”, gritaba la joven esgrimiendo la aguja como si fuera un arma. La mujer tenía una vista prodigiosa: cosía ojales, enhebraba agujas sin necesidad de casi luz, pero nadie la tomaba en serio, cuando afirmaba que existían monstruos de seis patas. Aunque a su taller de costura llegaban desconocidos a altas horas de la noche. Para franquear la entrada, bastaba decir: “Yo también los he visto”. Los médicos decían que el prurito era por causas humorales. En cambio, la costurera escarbaba hasta localizarlos bajo los surcos de la piel y extraía uno tras otro. Luego, lavaba la piel del paciente con
agua y jabón y le daba una bolsita con azufre que debía mezclarse con manteca de cerdo para untarlo por el cuerpo en la noche. Así mataba todos los huevecillos del bichejo ese, invisible a los ojos de la ciencia, pero que causaba la sarna.

PINGÜINO

Por arte de magia

Los remedios de la abuela eran muy eficaces, aun antes de ser aplicados. Al menor síntoma de gripe, dolor de estómago o cualquier otro padecimiento, sacaba sus frascos del armario y empezaba a prepararlos. La sola idea de tener que ingerir aquellos repugnantes menjunjes nos hacía sanar de inmediato.

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