CONCURSO CCLV
JURADO: NORAH SCARPA FILSINGER
TEMA: Los árboles me dan un poco de miedo
PRIMER LUGAR
SIMBAD
Linaje real
La vida bajo su sombra era inquietante. Todos los frutos del árbol genealógico habían muerto de hemofilia.
SEGUNDO LUGAR
BLACK DOT
Sauce que llora
A la orilla de un oasis se encuentra un árbol hermoso, pero terrible, del que cuelgan los rostros de todos los hombres. Si uno se atreve a descansar a su sombra no logra conciliar el sueño. Es posible que sea por el estruendo de los granos de arena que chocan al crear el tiempo o, quizá por el horror de las hojas que gimen al caer de este árbol.
TERCER LUGAR
ISISHAYO
Touché!
Todas las mañanas, salía al patio y daba unos golpecitos en la base del árbol con el bastón. Sabía que la muerte estaría cerca cuando sonara hueco. Esa tarde, sus nietos fueron a visitarlo y a jugar con él. Durante un duelo con espadas de madera, el más pequeño golpeó accidentalmente el tronco del árbol. Atraídos por el sonido que parecía de un tambor, los niños lo siguieron tocando y reían mientras continuaban la lucha, ajenos al miedo que invadió al hombre al sentir que era alcanzado por una estocada en el pecho.
MENCIONES
JOHNNY PINTO
La tercera ley de Newton
Tras la última pincelada, se retiró unos pasos para admirar su obra. Era perfecta; tan hermosa que tuvo temor de que fuera descubierta por ojos profanos y la escondió. A la mañana siguiente descubrió a una pareja desnuda que se daba un festín con los frutos de aquel árbol. Colérico ante el ultraje, expulsó a los dos pillos de la pintura y los trasladó a un lienzo en blanco. Así empezó todo.
PSEUDÓNIMO
El códice
Érase una vez el cielo con las estrellas, el sol, la luna, las nubes y la lluvia. Bajo su manto éranse la tierra y el fuego, la montaña y la lava, como eran también el agua y el aire, desde el manantial hasta el mar, desde el huracán hasta la brisa.
Éranse la oscuridad de la nada, la transparencia y los colores; el cristal de roca y la obsidiana, el jade y el oro. También éranse la vida, las plantas y las flores; el quetzal y la serpiente, el jaguar y el venado; el águila majestuosa. Éranse el hombre y la palabra, la piedra labrada, las ciudades y caminos; la arcilla, la madera y el papel amate.
Érase la profecía escrita sobre la piel misma de los árboles, la que habla de sus raíces que devorarían el presente y que las ramas cubrirían toda evidencia. O tal vez la historia, la crónica de esperanzas y temores, de realidades, belleza y caos.
CORTEZA DE ROBLE
Luces y sombras
Durante el día, aquel camino bordeado de árboles era el marco perfecto para fotógrafos, pintores y video aficionados. Al llegar la noche la niebla reinante entre su fronda y los añosos troncos, hacía que se disparara la fantasía. Muchos aseguraban haber visto hombres que habían sido ahorcados allí durante la revolución. Unos decían que eran cuentos y se burlaban, pero otros les tenían respeto. En el silencio más profundo se escuchaban sollozos, lamentos y estertores que iban apagándose. Como los míos.
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