Pao |
“Daniela por dentro está llena de puertas
unas cerradas otras abiertas
unas cerradas otras abiertas
Daniela por dentro está llena de puertas
a veces sales a veces entras
Daniela es del viento y a veces se entrega
y pierde cosas pero otras quedan
Daniela es un árbol un libro una abeja
volando entre tantas en una colmena
a veces es difícil ser
y lo que hay
no siempre es lo que es
y lo que es
no es siempre lo que ves...” (Pedro Guerra)
Esta canción me la “descubrió” un ilustre Ficticiano, que, vale decir, me conoce mucho. Dio en la tecla, porque me describe de cabo a rabo (amén de las coincidencias entre el nombre de la canción y mi propio nombre)
Paola Daniela Cescon nació en Buenos Aires, Argentina, el 26 de Febrero de 1965.
Afirma que de niña con los únicos libros que podía toparse en su hogar eran los de recetas culinarias de su abuela y los “Libritos de cuentos infantiles”, celosamente guardados, y a los cuales le permitían el acceso únicamente cuando caía enferma en cama. Especula que fue quizás por eso que, un libro, se convirtió para ella un tesoro, y que, dadas las “limitaciones literarias” a las que fue sometida, tuvo que dar rienda suelta a su imaginación desde muy temprana edad para crear mundos e historias que satisficiesen su necesidad de vuelo.
De su gran imaginación dan cuenta sus hermanos cuando, al relatar alguna anécdota familiar de infancia la miran con cara de sorpresa al tiempo que exclaman: -“¡Estás loca, eso no fue así, pareciera que viviste en otra casa!”- Ella, riendo, asevera que vivió en la misma que ellos, sólo que su “registro” fue diferente.
Desde que pudo comenzar a hilar letras, la palabra escrita, en un medio hostil a la verbal, se transformó en su forma de comunicación. Frente a la imposibilidad de comunicarse (no de ella, porque habla hasta por los codos), le dejaba esquelas a su madre debajo de la almohada. No sin asombro y emoción descubrió hace un par de años, escondida en la billetera de su mamá, la que supone fue una de las primeras (fechada en 1973): -“No me pidas que sea diferente, dejáme ser como soy. Te amo. Yo.”-
Afirma que de niña con los únicos libros que podía toparse en su hogar eran los de recetas culinarias de su abuela y los “Libritos de cuentos infantiles”, celosamente guardados, y a los cuales le permitían el acceso únicamente cuando caía enferma en cama. Especula que fue quizás por eso que, un libro, se convirtió para ella un tesoro, y que, dadas las “limitaciones literarias” a las que fue sometida, tuvo que dar rienda suelta a su imaginación desde muy temprana edad para crear mundos e historias que satisficiesen su necesidad de vuelo.
De su gran imaginación dan cuenta sus hermanos cuando, al relatar alguna anécdota familiar de infancia la miran con cara de sorpresa al tiempo que exclaman: -“¡Estás loca, eso no fue así, pareciera que viviste en otra casa!”- Ella, riendo, asevera que vivió en la misma que ellos, sólo que su “registro” fue diferente.
Desde que pudo comenzar a hilar letras, la palabra escrita, en un medio hostil a la verbal, se transformó en su forma de comunicación. Frente a la imposibilidad de comunicarse (no de ella, porque habla hasta por los codos), le dejaba esquelas a su madre debajo de la almohada. No sin asombro y emoción descubrió hace un par de años, escondida en la billetera de su mamá, la que supone fue una de las primeras (fechada en 1973): -“No me pidas que sea diferente, dejáme ser como soy. Te amo. Yo.”-
Con mucho tino, eligieron para Paola una escuela en la que se recibió de “Bachiller con orientación docente”, no fue casual que haya cursado estudios universitarios de “Comunicación Social” y tampoco que haya hecho el curso para recibirse de “Promotora Cultural”.
A pesar de haberse casado muy joven y a los 27 años ya tener a sus tres primeros hijos siempre siguió escribiendo, pero fue a los 33 años, al divorciarse que se metió de lleno en la escritura. Su paso literario hasta entonces había sido mayormente poético y hurgado espacios narrativos hasta que una noche, de link en link llegó hasta el que se convertiría en su hogar: “Ficticia”. Tímidamente comienza a experimentar con la Minificción, género que la atrapa hasta el delirio, el delirio también de grandes discusiones con literatos de su país que, en ese entonces, hablamos de 2002, no consideraban a la minificción como género literario. Fue entonces cuando comenzó su lucha “descarnada” por hacer conocer y defender un género literario que recién comenzaba a despuntar, popularmente, en su país.
A pesar de haberse casado muy joven y a los 27 años ya tener a sus tres primeros hijos siempre siguió escribiendo, pero fue a los 33 años, al divorciarse que se metió de lleno en la escritura. Su paso literario hasta entonces había sido mayormente poético y hurgado espacios narrativos hasta que una noche, de link en link llegó hasta el que se convertiría en su hogar: “Ficticia”. Tímidamente comienza a experimentar con la Minificción, género que la atrapa hasta el delirio, el delirio también de grandes discusiones con literatos de su país que, en ese entonces, hablamos de 2002, no consideraban a la minificción como género literario. Fue entonces cuando comenzó su lucha “descarnada” por hacer conocer y defender un género literario que recién comenzaba a despuntar, popularmente, en su país.
En la actualidad, además de escribir (poesía, narrativa y minificción), se dedica a hacer correcciones literarias, dicta taller literario de metodología virtual, se embarca en cuanto proyecto cultural esté a su alcance y colabora con la Editorial “Rayuela Edizioni” de Milan, Italia, como parte del “Comité de selección” de textos a editar.
Leer, escribir, incursionar, y experimentar literariamente son sus prioridades en los ratos en que sus otras cuatro prioridades (las paridas de parto) lo permiten. Definitivamente, ratos (y muchos) robados al sueño.
Dice no querer extenderse en datos de CV literario y publicaciones varias que se encuentran con sólo Googlearlas, y nos cuenta que sus dos blogs, http://ardenhembras.blogspot.com/ (cuentos tragicómicos femeninos) y http://minimoanimaldemente.blogspot.com/ (minificciones) están esperando el momento de poder llegar al formato libro.
Finaliza esta “semblanza” pronunciando que su relación con Ficticia fue “amor a primera letra” (obviamente y, por fortuna, fiel a su alma rebelde hizo caso omiso -valga la rima- al “Prohibida la entrada a poetas” que reza en la página) y que le saberían a poco las páginas de la Santa Biblia para relatar las innumerables satisfacciones literarias y afectivas desatadas hasta hoy por aquel primer feliz encuentro Ficticiano, el 19 de Mayo de 2002.
¡¡¡Llegaste!!! Hermoso poema, el de Daniela. Por fin usaste unos minutos de tus noches incansables o tus días enloquecidos. Imposible imaginarte durmiendo, ni sin tus múltiples retoños tirando de tus tiempos mientras, entre llanto y llanto de la piccola bambina, entre tecleo y tecleo del laburo, entre bostezo y bostezo, entre protesta y protesta,entre frases interminables sin puntos y sin comas, sacás de tu chistera poemas, minis y tantas otras yerbas...Quizás tu mamá guardó ese papelito para lerlo cada vez, antes de matarte...¡menos mal! Nunca voy a olvidar aquellas minis del 2002, aquellos gritos de protesta contra todo...¡¡avanti!! Beso, Miri
ResponderEliminarMe alegra enormemente encontrarte acá, Paola. Merecidísimo honor...
ResponderEliminarEl adorado Doc me tuvo santa paciencia, finalmente, aquí estoy.¡Juaaassssssssssssss!!! Mis dos "Madrinas" primero!!!! La foto, la foto!!! La eligió el Doc y, aviso que las cortó, ¡era la que estábamos las cuatro (también Lucía) en el taller de Cati!
ResponderEliminarMiri queridísima, le sigo exprimiendo las horas al día, hay pasiones que, felizmente, no tienen fecha de vencimiento. ¡El papelito! Era una hojita arrancada de una libreta "Norte" con espiral, de las chiquitas, ¿te acordás?
Prometo que esta semana me pongo en campaña y actualizo el blog, lo tengo (los tengo) abandonadísimos.
Uffff, qué de recuerdos, el poema, nuestra primera "cita" en "El Ateneo" (las horas y horas de charla telefónica La Coruña- Baires) de Miri, la crónica del MALBA, el "¿Dónde estás Paola Cescon?" y las "Caticrónicas" de Cati, podría estar horas...
Ficticia sigue siendo mi querido hogar, mi agradecimiento,infinito, y es un inmenso honor para mí estar acá.
Como siempre sostuve, lo que he disfrutado y aprendido tallereando, ¡no tiene precio! Qué de maravillas me han tocado en suerte tallerear y cuántos "personajes -personas" gracias a la Marina conocer.
Beso inmenso, y sí, ¡avanti, sempre avanti! (más allá de las protestas, ja!)
¡Bue...!!!!! era hora niña que aparecieras por la zona. Siempre un gusto encontrate, besos muchos.
ResponderEliminarMe dice la bruja horrible, que en cuanto termines aquí, te regresas a tu torre...
ResponderEliminarUn beso, querida Paola.
Hola, Paola: un abrazo de bienvenida y un gran saludo. Me gustó tu semblanza.
ResponderEliminarUyyy, Pao, ¡cierto! qué tarde aquélla y la crónica del Malba. Volvió del otro mundo a mi recuerdo. ¿La tenés por casualidad? Porque yo no la tengo...
ResponderEliminarBaccio.
Sí que te habías tardado en llegar al Arca... Alegría, alegría.
ResponderEliminarOjalá se equivoque la bruja mala de Rubén y no regreses a tu torre.
Un beso :-)
Lucía: (el día en que me resulte "normal" llamarte Lucía ¡hago una fiesta!) Je!!! Tardo, tardo pero, ¡llego! Besazo inmenso, si ando por tus pagos, te aviso, tengo infinitas ganas de verte...
ResponderEliminarJajajajja! Efecto querido, a batir alas, entonces, la torre me está quedando cada vez a más dólares de distancia!!! Otro beso, queridísimo Rubén.
Gilberto, ¡es que los "Currículum Vitae" me dan algo así como "alergia"!, prefiero mil veces conocer un poco más de la persona que limitarme a saber qué es lo que editó. Gracias por la bienvenida, y va otro gran abrazo!
Miri, creo que a esa crónica la tengo en la compu, en algúna de las tantas carpetas, si la encuentro te la mando! Bicos!!
Aguilita!!! JAJAJAJA, la torre a la que hace mención Rubén, ¡queda en Huatulco! Y, séme sincero, ¿quién se puede resistir a semejante paraíso? :))))