sábado, 15 de enero de 2011

15. 30 - Noviembre - 2001

CONCURSO  XV  FECHA: 30 – NOV – 01


JURADO: ALBERTO CHIMAL


TEMA: UNA PESADILLA


Pesadilla


PRIMER LUGAR:


YERBABUENA


El valle de los niños muertos


La madre avanza contra el viento. El viento es una mano pesada que aplasta su pecho de madre. Es difícil saber si ella avanza o si los pequeños ataúdes viajan a su encuentro para perderse a sus espaldas. Los ve pasar a su lado a la altura de sus anchas caderas transportados por alfombras mágicas. La madre ve, estudia, cada una de las caritas y le sobra aún corazón para acariciar una mejilla con el dorso de su mano aquí o acomodar un mechón de cabello helado allá. Los ojos de la madre buscan lo que ya saben. Llevan la paciencia resignada que antecede al desgarramiento del espíritu que espera lo que ya sabe. Hay urgencia sólo en las pupilas, no así en el resto de su cuerpo.
Niños; ojos abiertos, cuerpos en fría paz y la boca abierta también como si todos acabaran de morir de un susto.

-Eran tres nenas, ninguna llegaba a los ocho años. –dice la madre sin poder llorar-. Las quiero ver por última vez. Todas tienen un tatuaje hecho de flores que yo misma dibujé en cada una de las mejillas de cada una.

La mujer está vestida de blanco, su piel es blanca como el vestido. No responde. Corta un clavel y se adorna el peinado. No responde.

-Entonces –dice la madre sin poder respirar, ya sin palabras-. Entonces, por el amor de Dios.

-¿No están en ninguno de los cajones? –pregunta la mujer-. Me temo, entonces, que con ellas haya pasado lo peor –


SEGUNDO LUGAR:


JORGE PARDO


Inmortal


Siento un frío insoportable. Me sacan de una cámara frigorífica y me ponen sobre una mesa metálica. Aunque quiero gritar, de mi boca no sale ningún sonido. Una sierra eléctrica comienza a cortar mi cabeza a la altura de la frente. El ruido es penetrante y el dolor cada vez más agudo. Desesperado ansío que extraigan el cerebro para salir de aquel infierno. Noto como lo desprenden de mi cuerpo, pero la tortura continúa. Nuevamente me esfuerzo por hablar, pero me veo condenado a un eterno grito de silencio. Cortan el esternón y sacan mis pulmones, mi corazón y poco a poco todos mis órganos. Quiero perder la conciencia, pero mi dolor se multiplica, mientras alguien dice: No sufrió, la muerte fue instantánea.


TERCER LUGAR:


ALFONSO PEDRAZA


Tota pulcra


¿Cómo?

¿Es mi madre quien yace desnuda junto a mí?

¿En que momento empezó a llenarme de besos, de caricias?

¿Cuál es esa sensación maravillosa que me recorre el cuerpo?

¿Qué fuerza impulsa mis manos para tocarla y asirme a sus pechos?

Justo, cuando empiezo a penetrarla: comienza a tararear la misma nana de siempre y mi cuerpo, empequeñeciéndose, se introduce por completo en un viaje de retorno a sus entrañas.

Y ya no siento frío.

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