CONCURSO XI FECHA: 20 – OCT – 01
JURADO: RODOLFO JIMÉNEZ MORALES
TEMA: LA REALIDAD
Realidad |
PRIMER LUGAR:
SIZE
Manifiesto de la irrealidad
Ejercicio:
Dada la posibilidad de un ángulo equidistante a otro que no lo sabe, encontrar el posible vínculo entre dos segmentos de una misma recta que sufre por haberse fraccionado. Todo esto teniendo en cuenta que el ángulo obtuso sufre de un agudo dolor de cabeza. También deberá tenerse en cuenta la posibilidad de que el álgebra se nos revele, y los números se nos escurran por la mesa con pancartas en la mano y el claro propósito de terminar con esta dictadura de la exactitud.
Dada la posibilidad de un ángulo equidistante a otro que no lo sabe, encontrar el posible vínculo entre dos segmentos de una misma recta que sufre por haberse fraccionado. Todo esto teniendo en cuenta que el ángulo obtuso sufre de un agudo dolor de cabeza. También deberá tenerse en cuenta la posibilidad de que el álgebra se nos revele, y los números se nos escurran por la mesa con pancartas en la mano y el claro propósito de terminar con esta dictadura de la exactitud.
MENCIONES HONORÍFICAS:
JOSEPH M. NUÉVALOS.
Recuerdos
De repente, al sacar la cabeza fuera del agua, recuerdo haber soñado que era Océano soñando ser Constelación, que anhelaba ser Pez Gato, que pensaba que era Cóndor.
Tras escupir a la luna de cien vatios, me sumerjo nuevamente en la seguridad confortable del globo de cristal de la pecera.
HÉCTOR VIVEROS.
Wonderland
(El texto no aparece en los archivos)
CONCHITA
Ausencia
Las imágenes se superponían en una pesadilla interminable. Ella estaba allí, inmóvil, frágil novia dentro de su vestido blanco; mis dedos recorrían su piel pálida y suave; mis labios intentaban aprisionar los suyos, que no respondían a mis caricias; sobre mis hombros, manos como garfios intentaban separarme de ella. Oscuridad rota por inquietantes velas de cera, música de órgano con olor a flores deshojadas, palabras incomprensibles. Sombras que se alargaban, se superponían, huían, se mezclaban...Murmullo de rezos mientras la tierra sobre el cristal que cubría su rostro dibujaba extraños arabescos. Otra vez la crueldad de unas manos que me impedían seguir con ella para siempre. Yo luchaba por huir, por despertar de aquel mal sueño y refugiarme en la calidez protectora de su cuerpo.
Solo me di cuenta de la realidad cuando, al volver a casa, vi sus vestidos que colgaban muertos en el armario y palpé su hueco vacío en mi cama.
Solo me di cuenta de la realidad cuando, al volver a casa, vi sus vestidos que colgaban muertos en el armario y palpé su hueco vacío en mi cama.
¡Qué placer!
ResponderEliminarRecuerdos, gracias Josep por escribirlo.
Muchas gracias Patricia.
ResponderEliminarEs una gozada releer los textos propios y los de otros compañeros: Conchita, Size...
(Es una lástima que el Wonderland de Héctor Viveros se encuentre anublado por la bruma, de momento).
¡Cómo me siguen gustando tus textos!
ResponderEliminarEnhorabuena.
Felicidades Josep, es un gusto leerte de nuevo.
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