46. Julio - 2003 (2º aniversario)

CONCURSO XLVI (2º ANIVERSARIO)   JULIO - 2003

 JURADO: EL TALLER DE ELENA PONIATOWSKA, COORDINADO POR ROSA NISSAN

TEMA: MINICUENTO EN BASE A ELEMENTOS: CUCHARA, MEDIAS DE SEDA, ALGO INEXISTENTE, ALGO INVISIBLE.

Cuchara

Medias de seda

PRIMER LUGAR:

CLARA

Fantasías sin tiempo

En el absoluto silencio de un domingo vacío, se pone frente al espejo y empieza a observar las líneas de su cuerpo medio desnudo.

Se acaricia con ternura la barriga demasiado gorda, cierra los ojos para encontrar de nuevo los lugares invisibles de los besos pasados, repite en voz baja su nombre y espera algunos instantes verlo aparecer. Allí, con el pelo rubio abandonado encima de sus piernas calientes, con las manos ansiosas que buscan la piel bajo las medias de seda.

–María!– grita la voz del viejo desde la cocina. –Tengo hambre. ¿Qué haces ahí? Es increíble que con sesenta y cinco años aún te pases el tiempo mirándote en el espejo...

–Voy, voy –responde. Se mete el largo vestido de lana y se cubre muy bien las piernas, para no desvelar que, sobre los dibujos violados de las varices, aún le gusta llevar un sueño de seda negra.

IMPAL

Destino

Al desayunar ojeaba el periódico; una ráfaga de aire entró por la ventana, se desprendieron las letras del matutino y dejó las hojas en blanco: vocales, consonantes y toda la puntuación se regaron sobre el mantel. Con la cuchara fue devolviendo la tipografía a su lugar, pero al hacerlo se formaron noticias nuevas. Leyó con azoro la nota de su suicidio... Se apresuró a realizarlo.

SEGUNDO LUGAR:

Ser O’s nas

Némesis

“Cuando descubrió a su pareja en concupiscente acto sobre un jugoso trozo de bistec, cuchara decidió penetrar a la sopa."

TERCER LUGAR:

DAMIAN

Historia de tres.

El tenedor la había violado y ahora la cuchara estaba embarazada, así fue como ella conoció al cuchillo.

CUARTO LUGAR:

 RAMÓN LARA

Para seguir el juego

De repente estábamos ahí parados cara a cara. Bailamos la danza de las equivocaciones, nos sentíamos apenados, cómplices, ella era la mujer perfecta, yo el hombre ideal. Pasada la impresión, nos miramos por primera y última vez. Luego caminamos en sentido contrario, tratando de huir el uno del otro.

MENCIONES:

 IBKA

Luces en el cielo

Arreciaba la lluvia y sus viejos huesos no podían llevarle más rápido, lo empinado del cerro o haber ordeñado esa tarde casi veinte vacas a mano le tenían entumido. Cuando entró a su casa estaba empapado, se cambio de ropa y fue a la cocina para tomar algo caliente. Con su tazón en la mano se asomo por la ventana para ver la lluvia, una luz brillantísima le deslumbró.

Su mujer llegó minutos después, vio la ventana abierta y en la penumbra pudo distinguir sobre el piso una masa chamuscada y una cuchara doblada.

CHINITO NO QUELEL - Rubén Pesquera Roa

De cómo Yang-Tsé no inventó la cuchara

Yuang-Tsé contemplaba la pala recargada en el fogón; había estado trabajando todo el día y, con toda justicia, disfrutaba de la comida que le preparara su esposa. Algo, sin embargo, lo incomodaba: una idea difusa que le aparecía con cierta periodicidad, desde que era un adolescente.

Cansado, olvidó sus cavilaciones, tomó los palillos y volvió a concentrarse en la merienda. ¡Qué iba a estar él para inventos!

NANA PANCHA

La anciana de la iglesia

La anciana de cabello escaso y boca desdentada aguarda fuera de la iglesia. Es tan frágil que temo que los aleteos de las aves puedan tirarla de esa fea sillita.

La vieja tiende la mano, espera monedas que distraigan sus recuerdos. Todo pasa tan rápido: el cabello de las chicas, vaivén de globos, cambio de luces del semáforo. Y ella está ahí, con la mano extendida en esta ciudad de piedra, en una plaza verde donde es mejor lanzar migajas a palomas que ayudar pordioseros.

Ve que me acerco, mete la mano dentro de sus raídas medias de seda, a la altura del tobillo sucio, como si fuera a extraer un cuchillo. Pero no, no podría atacarme con nada. Saca una cuchara de peltre, una vieja cuchara, y la pone frente a mí -ambas tuvieron algún día bueno, ahora me reciben con esa mueca desportillada y evitando que me acerque más-, como talismán contra el maligno.

Me detengo. Doy un paso atrás. Nadie me ha visto. Finjo mirar el semáforo de ojo verde, no sé a dónde ir. Avanzo hacia no sé dónde, dejo caer la moneda en la triste bolsa de mi gabardina.

Resultado de la Porra de Julio - 2003 (2º aniversario)