CONCURSO XXXIII FECHA: 20 – JUN – 02
JURADO: BYEONG-SUN SONG
TEMA: EL FÚTBOL
GANADOR
ISLA DE PAN
Heysel, 1985
He visto mujeres bailando como mariposas enamoradas en las calles de la ciudad.
He visto hombres abrazando desconocidos y viejos amigos llorando juntos por la alegría y la emoción.
He visto padres sonriendo a la sombra de banderas descoloradas y niños corriendo detrás de pelotas de papel.
He visto ojos felices llorando debajo de cabellos blancos y mil manos diferentes acariciando el mismo sueño.
Pero, aquel día, frente a la pantalla junto a todo el mundo, he visto hombres matando otros hombres, y temblando he gritado: "No, éste no,. . . ¡éste es un fuera de juego! esté no es,. . . no puede ser fútbol!"
He visto hombres abrazando desconocidos y viejos amigos llorando juntos por la alegría y la emoción.
He visto padres sonriendo a la sombra de banderas descoloradas y niños corriendo detrás de pelotas de papel.
He visto ojos felices llorando debajo de cabellos blancos y mil manos diferentes acariciando el mismo sueño.
Pero, aquel día, frente a la pantalla junto a todo el mundo, he visto hombres matando otros hombres, y temblando he gritado: "No, éste no,. . . ¡éste es un fuera de juego! esté no es,. . . no puede ser fútbol!"
MENCIÓN HONORIFICA
ALHAMBRA
El último penalti
El silencio llena el espacio entre sus zapatos y la portería.
El temor llena el espacio entre sus pies y su corazón.
Un hombre sólo contra un hombre solo.
El silencio llena el espacio entre sus ojos y la pelota.
El temor llena el espacio entre sus manos y las piernas del otro.
Algunos segundos.
El infinito.
El silencio infinito llena el espacio entre un hombre solo contra un hombre sólo.
Lo antes, lo después, no existen.
El infinito se condensa en éste instante, en el espacio silencioso que acaricia una pelota sucia entre dos hombres solos.
El temor llena el espacio entre sus pies y su corazón.
Un hombre sólo contra un hombre solo.
El silencio llena el espacio entre sus ojos y la pelota.
El temor llena el espacio entre sus manos y las piernas del otro.
Algunos segundos.
El infinito.
El silencio infinito llena el espacio entre un hombre solo contra un hombre sólo.
Lo antes, lo después, no existen.
El infinito se condensa en éste instante, en el espacio silencioso que acaricia una pelota sucia entre dos hombres solos.
MARI POSA
La perspectiva de la pelota
No pudiendo hacer otra cosa, el ojo de cuero bailó un instante en el aire y, luego, siguió la trayectoria de su ciego destino desde la punta de un zapato sucio hasta el fondo del alma calada de una puerta postiza.
PAOLA
Pasión y luto
Sabía qué podía esperar. Yo vestiría de luto mientras durase el evento (lo había hecho años anteriores, mis ropas negras le restregaban mi viudez temporaria) Sería atacada cuando, ya presa de tamaño aburrimiento, hiciese un comentario en alguna jugada: - ¡Huí de acá, qué vas a saber vos de posiciones adelantadas!- Limpiaría el chiquero de amigos, pizza y cerveza. Cerraría mis oídos a los exhabruptos animales. Soportaría ánimos exaltados o depresiones suicidas.
Pero el destino, es destino. Me sepultaron dos días antes del comienzo del campeonato Mundial de Fútbol. Ya están en los octavos de final. Desde aquí lo veo. La casa es un caos. Como poseído, agita banderas, canta (en realidad aulla). Salta desenfrenado con sus amigotes sobre mis inmaculados sillones. Se ha disfrazado de arlequín, creo que únicamente el índigo falta para completar el iris del cuadro.
Frente a semejante panorama festivo, me ataca una duda: ¿Será verdad que, como declaró en la seccional de policía, se desvaneció cuando sostenía fuertemente la escalera maltrecha desde la cual yo lo observaba, intentando no reparar en los seis metros que me separaban del suelo?
Pero el destino, es destino. Me sepultaron dos días antes del comienzo del campeonato Mundial de Fútbol. Ya están en los octavos de final. Desde aquí lo veo. La casa es un caos. Como poseído, agita banderas, canta (en realidad aulla). Salta desenfrenado con sus amigotes sobre mis inmaculados sillones. Se ha disfrazado de arlequín, creo que únicamente el índigo falta para completar el iris del cuadro.
Frente a semejante panorama festivo, me ataca una duda: ¿Será verdad que, como declaró en la seccional de policía, se desvaneció cuando sostenía fuertemente la escalera maltrecha desde la cual yo lo observaba, intentando no reparar en los seis metros que me separaban del suelo?
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