CONCURSO CLXV JUNIO – 2013
JURADO: MAR HORNO
TEMA:
Historias de armarios, alacenas, huecos de escaleras, roperos, zaguanes, portales, guardarropas, despensas, buhardillas, desvanes, sótanos y demás huecos que sirven para guardar cachivaches, secretos o fantasmas.
Tiro
No es la depresión, es la necesidad que tiene por llenar
huecos la que lo lleva a usar el arma automática, y qué mejor que dispararse al
cerebro, para que la bala encuentre su sitio.
TEXTOS FINALISTAS
MARLEILLA
Cosquillas
Mi abuelo conserva una fotografía de su primera mujer. Se
llama Mari y es rubia, muy guapa. Murió de gripe unos meses después de la boda,
pero su espíritu no quiso abandonar este mundo.
Al principio, al abuelo le consolaba que la difunta vagara
por la casa. Hasta que reconoció que él necesitaba una esposa de carne y hueso
y se casó con la abuela. Le contó lo de Mari, asegurándole que era discreta y
pacífica. Mi abuela pensaba que era una terca y la ponía nerviosa tropezarse
con ella por el pasillo o encontrársela sentada en una silla de la cocina. El
abuelo decía: "Déjala, que está muy sola". Y la abuela se callaba.
Con el truco de la sábana, Mari se les metió en la cama una
noche. La abuela la agarró de las cuatro esquinas y le lanzó un ultimátum: al
más allá o al altillo.
Los domingos vamos a visitarles y mientras los mayores se
echan la siesta mis hermanas y yo subimos al desván a estar con Mari. Jugamos a
pillarla. Es fácil, las partículas de polvo que flotan en el aire se mueven en
remolinos al pasar ella. La rodeamos haciendo un corro y damos vueltas
cantando. Luego nos persigue a nosotros. Yo me aparto de las niñas y me dejo
atrapar en un rincón oscuro. Me encanta lo que siento cuando me hace cosquillas
por todo el cuerpo. Estoy deseando hacerme mayor para pedirle que sea mi novia.
Mater amatisima
En el primer cajón de la cómoda, entre decenas de mechones
—atados y fechados— que van del rubio primigenio al castaño oscuro, se agazapa
un juego completo de dientes de leche. De las paredes cuelgan cientos de
instantes inolvidables en los que el protagonista es su único retoño. Los
armarios y arcones rebosan de jerseicitos tejidos a mano, disfraces, kimonos y
cinturones de kárate. En la habitación del hijo se acumulan dibujos, cuadernos
repletos de una caligrafía deshilvanada, manualidades y una colección de vídeos
caseros, testimonio minucioso de sus primeros trece años de existencia. Las
visitas de Carlos, a quien abochorna la contemplación de ese exhaustivo museo
de sí mismo, se han ido espaciando hasta llegar a ser casi inexistentes. Doña
Rosa, atareada en limpiar, doblar, etiquetar y organizar cada entrañable pieza,
aún no lo ha advertido.
El arte de pender
El suicida vio en el segundo capítulo de un documental que,
aquellos que eligen ahorcarse, terminan en ocasiones en vez de muertos, con las
piernas rotas por atar la cuerda a un sostén inadecuado. Decidido a eludir tal
circunstancia, recorrió la casa y, tras desechar el ventilador de techo, la
claraboya del baño y el tablero de básquet en el patio —firme pero demasiado
expuesto a las miradas de los vecinos—, halló en la buhardilla una viga capaz
de resistir los músculos de un titán.
Como era de esperarse, el suicida abandonó este mundo con
las piernas sanas, pero se hubiese ahorrado los cuatro días, nueve horas y
veintiocho minutos que le demandó el proceso de no haberse perdido el primer
capítulo del mencionado documental, aquel que discurría sobre la importancia de
un buen nudo de horca.
PIPPER
Cosecha de autor
El poeta escribe cada día versos sueltos que va escondiendo
al azar: en la despensa, entre la ropa, bajo la cama, sobre el armario o en el
sótano, donde habitan fantasmas y cadáveres que sabían demasiado. Luego los
recolecta y copia en una cuartilla. A veces las estrofas son insuficientes y le
salen sonetos de trece versos o endecasílabos con olor a cebolla, pólvora o
hierbabuena. Por último, cuelga con un par de pinzas el título, junto al resto
de la colada, para que resplandezca de madrugada. Como recién pintado.
GATA BLUES
Bricolaje
homleriano
—Holmes, jamás encontraremos las razones de este desatinado
crimen.
—Por el contrario, Watson, los relieves de la tapa nos
conducirán al pájaro carpintero que hizo el féretro.
Obleas
Gran reserva
Un ejército de camareros aguarda portando bandejas con bebidas,
frutas, viandas y repostería variada. Los músicos ocupan su lugar en un extremo
del salón y comienzan a afinar sus instrumentos. Ya todo está listo para la
cena. Con dos palmadas le ordeno al mayordomo que baje al sótano y suba de
inmediato a un puñado de invitados, cosecha del 82.
De tal hueso
Mamá y yo nos parecemos mucho, ambas somos muy competitivas.
En este mismo momento presume delante de sus amigas de ser ella la que más
cantidad de esqueletos oculta en los armarios. La verdad, desde que la vengo
ayudando, ya nos vemos obligadas a habilitar cualquier hueco libre del
departamento. Bajó el sofá en el que están ahora sentadas, tan risueñas,
trasladé esta mañana el del señor de la gabardina y las piruletas, además de
una cabeza que juraría perteneció a un cobrador del gas. Y es que necesitaba
espacio en la nevera para la muchacha rubia que ofrecía biblias a domicilio:
“Con pago fraccionado, desmembrado en unas cuotas delirantes” —dijo la muy
imbécil.
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