martes, 17 de enero de 2012

146. Porra de noviembre de 2011

PORRA DEL MES DE NOVIEMBRE 2011


TEMA:


Ventanas



La porra es una votación interna donde los propios ficticianos eligen de entre los textos de sus compañeros ―y sin posibilidad de seleccionarse a sí mismos― aquéllos que consideran de mejor factura.




PRIMER LUGAR



CHESTER TRUMAN

El dandy

Trepa por la fachada del edificio hasta alcanzar el último piso. De pie sobre el alféizar, empuja delicadamente el cristal, abre la ventana y se lanza hacia el interior. Cae sobre una mullida alfombra azul turquesa, en medio del salón donde una familia ejemplar está cenando en torno a la mesa. Se reincorpora, sacude el polvo de su traje de raya diplomática, se ajusta el cuello de la camisa y, dirigiéndose a los comensales, dice:

—Ustedes sabrán disculparme.

Luego, se toca el ala del sombrero de copa en señal de despedida y se marcha por la puerta principal.

Sabe que así será difícil morir algún día, pero es que odia el mecánico y vulgar proceder de los otros suicidas, lanzándose burdamente hacia el exterior. Mucho más entrañable, piensa, ese suicidio frustrado al calor de un hogar.




SEGUNDO LUGAR

CRONOPIA

La bella durmiente

Es casi el alba y todo respira tranquilidad. Ella duerme con placidez. Por la ventana penetra una débil brisa y, tras ella, un hombre. Contempla la belleza de la durmiente y por un instante vacila. Recobra su aplomo de sicario y dispara.



HOMLESS

Oportunidad

Vendo ventana con vistas (lúgubres) para suicida. Fácil apertura. Incluye edificio de doce plantas (la ventana ocupa el último de los pisos, se entiende). Posibilidad de contratar viandantes de atrezzo, uno de los cuales, con potente voz de barítono, gritará: ¡No saltes, la vida es maravillosa! Amplio catálogo con dramáticas cartas de despedida y notas para el juez. La llegada "in extremis" de un flamante coche de bomberos, sería negociable. Precio: 500 mil$ (No se admite el pago a plazos).



MARJORIE — Elisa de Armas

Intimidad

El viajero que al anochecer arribe al puerto de Lavinia y decida recorrer sus calles podrá contemplar, a través de las pantallas de papel de arroz que cubren las ventanas, las siluetas de sus mujeres, que se peinan antes de acostarse. Si la noche es calma y aguza el oído, la vibración del papel le traerá el tañido impaciente del cabello de las muchachas que no conocen el amor, la música de los rizos al desenroscarse en manos de los amantes, los ásperos lamentos de la melena de las abandonadas y el crepitar que producen las ancianas al trenzarse las canas mientras ruegan al ángel de la muerte que no las señale aún con su dedo implacable.

Los dedos de ese navegante no volverán a acariciar la cabellera de una mujer amada sin que lo desasosiegue el recuerdo de las melodías que escuchó en Lavinia.



TERCER LUGAR

ANUBIS — Gabriel Bevilaqua

El vendedor de ventanas portátiles

Ramón Cortés le dice a todo el mundo que él es un vendedor de ventanas portátiles. “Mis ventanas ―afirma― tienen el tamaño de una caja de fósforos, por lo que pueden llevarse en el saco o en el pantalón en el caso de los caballeros, o en la cartera, en el de las damas. Son inmunes a los pelotazos, no se ensucian y jamás fallan”. Cuando alguno de sus interlocutores le solicita una demostración, con los ojos saltones, enseña una de sus palmas horizontal y vacía. Ante la incredulidad del cliente, Ramón Cortés tira de una de las aristas de la ventana. “Otra ventaja de mi producto ―arguye mientras extiende ambos brazos en direcciones opuestas― es que se adapta al tamaño que uno necesita”. Y agrega: “Para restaurarla a su forma portátil, lógicamente realizamos la operación en sentido inverso”. Su discurso concluye siempre con un rotundo: “¿Cuántas me dijo que quiere?”. Tal vez por misericordia o para sacárselo de encima, la gente suele efectuar la compra a cambio de una modesta suma. Pero Ramón Cortés sabe perfectamente que lo toman por loco, ya que todos, sin excepción, olvidan lo comprado en el suelo.

Lo curioso del caso es que durante las investigaciones para dilucidar cómo los asaltantes evadieron el cerco policial en la reciente toma del Banco Provincia, Ramón Cortés, quien se hallaba entre los rehenes, declaró:

―Eran buenos muchachos..., ni dudaron en usar mis ventanas.



ENEAS José Manuel Ortiz Soto

Palabras Necias

Sus palabras me golpearon de lleno: "¡Para mí solo eres una más!" El rencor comenzó a buscar salida. Descolgué mis cortinas, desmonté mis vidrios, marcos y barrotes y la dejé con su agujero en la pared. ¡Nada más eso faltaba: que la criada me gritara!




Ganador de la porra: SAPO
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