lunes, 4 de septiembre de 2023

244. Marzo 2020

CONCURSO CCXLIV
TEMA: La vejez y sus vericuetos


PRIMER LUGAR
LIQUIDAMBAR - MÓNICA BRASCA


Muletilla

Se ajustó el cinturón todo lo posible. Se puso corrector de ojeras, dos capas de maquillaje, sombra celeste y labial rojo intenso. Agregó un chal, por si refrescaba. Tomó dos pastillas para la presión, medio Tranquinal y acudió a la cita. Ante el menor indicio de inseguridad, se decía “cancelo, cancelo, cancelo…”. Después de todo, se sentía, y creía verse, veinte años más joven. Al bajar del taxi, el hombre que intentó ayudarla la trató de “doña”. “Cancelo, cancelo, cancelo”, decretó. No le importó llegar temprano, con tal de que él no la viera renguear así, de entrada. Ya habría tiempo de contarle de su reemplazo de cadera. Se sentó en un rincón poco iluminado. A través del ventanal del bar, él alcanzó a vislumbrar un leve aire del recuerdo que tenía de ella. La observó retocarse los labios, moverse inquieta en la silla, revisar una y otra vez la cartera y cambiar dos lentes para leer el menú. “Cancelo, cancelo, cancelo” pensó, y dio media vuelta.


SEGUNDO LUGAR
BEBÉ

 Transformación


Su vida sufrió un cambio radical. Los deseos de un final sin privaciones se cumplieron a cabalidad tras el sorpresivo triunfo en el casino. En compañía de hijos y nietos, rodeado de atenciones, cariño y de la mayor comodidad posible, pasó sus últimas horas en el hospital, consecuencia del infarto que lo transformó en difunto.

TERCER LUGAR
BEBÉ

Bucle vital

Al anochecer, cuando la abuela duerme, la vida empieza para el abuelo. Por fin puede dedicarse a sus obras y pasatiempos, leer, escuchar música alegre y ligera, y ver un rato el televisor hasta quedar dormido poco antes de que el gallo cante. Para cuando ella despierta, unas horas después, él está muerto.
    Un resorte interno, algo enmohecido, lo reanima a medias. Como autómata, la baña y viste, prepara el desayuno, pasean por el jardín y lee un libro en voz alta para ella, hasta que llega la hora de comer. Después de una siesta, siguen con óperas y algo de poesía para rematar con la cena. Así transcurre el día en un estado cercano a la catalepsia. Al llegar la noche, el sueño llega y la vence. Es entonces cuando el abuelo resucita de su muerte diaria.


MENCIONES

UNA ESCRIBIDORA

Mundo roto

Se vio en el espejo de cuerpo completo y no le gustó la imagen reflejada. ¿En qué momento su pelo se puso blanco? Y esas bolsas bajo los ojos, estaba seguro de que ayer no las tenía. Ni los pectorales fláccidos y su equipo bélico acobardado, como en busca de refugio.
    —Clara –regresó al lecho–. ¡Estoy viejo…!
    Al ver su cama vacía se le abrieron los ojos. Recordó el camposanto, el túmulo lleno de flores. Se derrumbó sin fuerzas, mirando sus manos marchitas.
    —Clara –sollozó, consciente de su pérdida. Del hálito que lo hacía sentirse joven.

SERPICO

Atrofia motriz

Cuando el médico le informó que haría un mapeo cerebral para evaluar el daño, la anciana entró en pánico y salió a toda prisa de la clínica. La sola idea de verse privada del elaborado peinado de salón recién hecho, con la cabeza a rape y al galeno trazando un mapamundi sobre ella, le devolvió la agilidad perdida.

ÁLVARO

Extinción

La memoria es un cofre de monedas falsas, piensa don Amado sentado en la plaza, mientras sueña que se extingue. Se esfuerza, trata de evocar a Beatriz, su Beatriz, inútilmente. Sólo recuerda sombras de recuerdos desvaídos. Lo asalta la certeza de que ya no existe y pronto, cuando ninguna memoria la cobije, no habrá existido nunca. Siente una punzada en el pecho. Sonríe. Su corazón se detiene justo al darse cuenta de que la verdadera muerte es el olvido.


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