CONCURSO CLXXXIV
JURADO: CELIA CARNOVALE
TEMA:
Te cuento…
Kay Nielsen, Sherezade y el sultán |
PRIMER LUGAR
LADY MACBETH
Retahílas
Te cuento despacio, como quien desgrana una mazorca: compré frijoles, reñí con la vecina, tardó en secarse la colada, hoy no me duele la pierna renca. Tú escuchas en silencio, sin ojear el periódico ni prender el televisor. Con esa atención nueva que nunca me prestabas antes de morirte.
SEGUNDO LUGAR
JORDAN RAMOS
Secretos de familia
“Te cuento”, le dijo una criada a otra cuando barrían el patio. Entre los secadores de pelo y el chorro lavador, “Os tengo que contar” exclamó levantando la voz la peluquera. Y como las olas se van agolpando hasta lamer la arena de la orilla, la historia se fue extendiendo y alcanzó a sus protagonistas. Sorprendidos primero por la rapidez del rumor, y azorados después, al ver públicas sus vergüenzas, optaron finalmente por considerarla una versión conveniente.
“Te cuento”, le dirán desde ahora a la siguiente generación, enterrando así su secreto bajo la losa de la murmuración.
TERCER LUGAR
BLACK DOT
Irremediable
Te cuento: cuando llego a la cita ya me espera, con su sonrisa tan característica. La miró con disimulo. Me hace las preguntas de rigor y conversamos. Yo quisiera decirle que estoy muriéndome de amor por ella, pero, conociéndola, creerá que no es más que una infección de garganta o quizás un resfriado. Y si espero una carta de amor, acabo con una nota ininteligible para una capsula de penicilina tres veces al día.
CUARTO LUGAR
LADY MACBETH
CUARTO LUGAR
LADY MACBETH
Huéspedes
Ella no tiene maña para recogerse el pelo. Luce una melena pelirroja y agreste que me sirve de nido. A mí, a su profesor de yoga y a un ingeniero en paro. Los tres condenados a entendernos. Cada vez que disputamos por el territorio, se cepilla con furia y salimos despedidos. No te imaginas lo difícil que es volver a conquistarla. Además, nos lo tiene advertido: si seguimos dándole quebraderos de cabeza, se hace un corte a lo garzón.
QUINTO LUGAR
MR. HOPPER
Déjame contarte una historia
Papá, ¿te cuento una historia?”, dijo la niña con voz transparente, pero el padre no contestó nada. Se quedó absorto en sus recuerdos mirando hacia el horizonte. “Papá, anda déjame que te cuente una historia”, volvió a decir la pequeña otra vez sin respuesta. Como el padre ni siquiera volteaba a verla, optó por darle un pequeño jalón en el saco, al tiempo que le decía, impaciente, que quería contarle una historia. El padre, al sentir el jaloneo, giró la cabeza para ver quién lo había hecho. Con los ojos llenos de lágrimas regresó la mirada hacia la ventana, esta vez sollozando, para luego, derrotado, encaminarse hacia la puerta del cuarto. La niña caminó detrás de él: “Papá, déjame que te cuente una historia, te juro que no es de fantasmas”, alcanzó a decir antes que su padre abandonara la habitación.
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